¡Hola!
Disfrutar de la plasticidad de los materiales, como hago cuando siento la pintura entre mis dedos o cuando aporreo pinceles, es, sin duda, unas de las más adictivas sensaciones que acompañan el escozor que generan mis ganas de pintar. Obsesionado por seguir arrebatándole a la pintura mucho más de lo que ella parece estar dispuesta a darme, persiguiendo este anhelo, voy dando rienda suelta a los procesos creativos aprendidos durante mi formación académica como diseñador gráfico hace más de 30 años. Se abre con ello la puerta a sensaciones y experiencias que de a poco van incrementando mi necesidad de continuar creyendo que, con ello, habré de alcanzar meta alguna. Por cada paso que doy en busca de la perfección, ella misma se aleja dos pasos más: esto resulta en un acto tan utópico como el pretender alcanzar el horizonte.
El acto de pintar es aprender a estar con uno mismo, estar sumido en un dialogo interior que te lleva a la introspección en una espiral ascendente sin fin, pues al final del día nunca habré de aprender todo lo que es posible. Por ello, arrebato, terqueo y robo una y otra vez al paso de incontables horas en mi taller. En ese sentido, todo mi quehacer artístico queda comprendido en series, las cuales parten siempre de una corazonada que me impulsa a darle vida a un cuerpo de trabajo gestado a través de un proceso técnico decantado en el acrílico. Los gestos me permiten explorar nuevos caminos para perfilar
el rumbo cromático de mi paleta; buscando siempre arrebatar caprichosas texturas visuales como resultado de la experimentación y su permanente cuota de azar.
Pintar es un regalo de vida, una reinvención de mi energía creativa a lo largo de casi tres décadas como profesional dentro de la industria creativa. Es, a su vez, un acto de desacato que tiene el objetivo de alejarme del sometimiento a la imagen del mero propósito de su comercialización. Pintar es también saltar al vacío motivado por la recompensa de sentirme vivo ya que como artista busco ser fiel testigo de mis propias vivencias; pugnando por establecer una conversación cada vez más profunda.
La raíz de mi obra se nutre de la añoranza por evocar tiempos pretéritos donde tanto la gestación de la imagen, sus procesos y sobre todo la manera en que solíamos valorarla han quedado casi en desuso; por ello, rescatar y compartir el oficio de crear imágenes es una de mis mayores motivaciones. En ese sentido, soy un convencido de que la relación artista-espectador debe ser plena; por ello, en mi obra le confiero a este último todo el protagonismo, esperanzado en lograr que abrace sus propias emociones.
Muchas gracias por ser parte de esta conversación.
Nono.